La quema de cañaverales se ha convertido en un riesgo permanente para los conductores. Esta vez, quienes afrontan el peligro latente son los automovilistas que transitan la ruta 38, a la altura de Famaillá.
A la vera del camino, en la "capital de la empanada", el humo se levanta como una columna. Y el viento lo desplaza hacia la carretera, por donde transitan cientos de vehículos de distintos portes a lo largo de la jornada.
Defensa Civil de la Provincia cuenta con la línea gratuita 103 para denunciar este tipo de prácticas ilegales.
La quema de cañaverales, además de ser un eventual factor de accidentes de tránsito en casos como este, es una actividad contaminante para el medio ambiente.
Además, tiene un impacto nocivo en la salud pública, sobre todo en tiempos donde se apunta a prevenir enfermedades respiratorias por la pandemia de coronavirus covid-19.
Por otro lado, también puede afectar la provisión de servicios públicos, como la electricidad, en caso de que las llamas alcancen el tendido de la red que transporta la energía.